Una antigua oficina de 160 metros cuadrados en una tercera planta del centro de Pamplona. Sin cocina ni cédula de habitabilidad. Y en bastante mal estado. El objetivo, transformar radicalmente ese espacio en un piso moderno y luminoso. Para ello, se derriba la mayor parte de los tabiques, se renuevan las instalaciones de electricidad, fontanería y calefacción, y se replantea por completo la distribución de espacios. El resultado ofrece un amplio salón-cocina y cuatro dormitorios, el principal, con vestidor y baño propios. De la vieja oficina, sin embargo, se rescatan y conservan algunos detalles que aportan personalidad y esencia: suelo original de tarima de pino, radiadores de hierro y, en los techos, muy altos, unas bellas molduras de escayola.